martes, 25 de enero de 2011

Iglesia, Papas y Maciel. Intro

En las dos últimas semanas de este enero de 2011, la Iglesia Católica mexicana se ha dedicado a denostar a quienes no compartimos la idea de beatificar y después canonizar a Juan Pablo II, entre otras cosas por su omisión ante las denuncias de pederastia en contra del monstruo Marcial Maciel y a su encubrimiento. Dice la Iglesia que somos hipócritas por pensar esto. Si ser hipócrita es estar en contra de aberraciones como ésta, entonces me confieso hipócrita. Ahora resulta que la Iglesia hace sinónimos la disidencia y la hipocresía.
En particular, he venido siguiendo este caso desde 1994. Entonces era llamado "contreras". En esa década de los 90, La Jornada, aquel Canal 40 en sus inicios (no el actual), el programa Círculo Rojo de Carmen Aristegui y Javiér Solórzano (en Televisa), al igual que connotados especialistas en religión como Roberto Plancarte y Bernardo Barranco dieron (algunos de ellos todavía nos actualizan en el tema, afortunadamente) cuenta de la vida criminal de Marcial Maciel y de cómo ésta no pudo suceder sin contar con estructuras y apoyos en las más altas esferas vaticanas. Y por altas esferas, me refiero a lo más alto: los Papas.
A mí me tiene sin cuidado que una institución terrenal fabrique santos. Dicen que Dios se los dice. Yo quisiera saber cuándo y dónde tuvieron una junta con él y si podemos asistir a las deliberaciones.
El problema es que crean en el imaginario colectivo una imagen y un posicionamiento de tipo mercadológico para continuar lucrando con las creencias y la fe de personas bien intencionadas pero, tristemente, poco informadas porque tienen en los ojos unas vendas que se llaman medios masivos de comunicación que desde la muerte de Juan Pablo II ya pedían que fuera "santo súbito". No están exentas las empresas privadas que hacen negocio con la religión y sus santos varones.
Pero no me hagan caso a mí, el hipócrita, sino a los especialistas y a quienes vivieron en carne propia hechos y consecuencias y que dan testimonio como el ex sacerdote Alberto Athié.
Aquí está el testimonio del ex sacerdote Alberto Athié, quien confesó al padre Juan Manuel Fernández Almenábar antes de que muriera y quién, no sin tormento ni esfuerzo, perdonó a Maciel pero le pidió a Athié que, cuando muriera, enviara un mensaje de perdón pero de exigencia de justicia. Ahí comenzó el periplo del padre Athié. Quizo encontrar solución dentro de la Iglesia y conoció el verdadero rostro de Norberto Rivera, Joseph Ratzinger (hoy Benedicto XVI) y Juan Pablo II. Hoy ya no es sacerdote pero sí creyente.
Esta desgarradora entrevista se publicó en Reporte Índigo en su edición 169, del 5 de marzo de 2010.
Pío XII pecó de obra y omisión ante el holocausto judío en la Segunda Guerra Mundial. Juan Pablo II pecó de obra y omisión ante la pederastia de Marcial Maciel y no debe ser santo.
El conocimiento debe ser libre. Tengo suscripción en la revista, la cual me permite bajar videos, subirlos a youtube y a mi blog.

Por una opinión informada.
Atentamente,
un hipócrita

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